Por Odalis F. Marte
@ofmarte
La dolarización de una economía se manifiesta en la
preferencia de los agentes económicos en utilizar una moneda extranjera para
algunas de las funciones básicas del dinero, ya sea en el mercado de bienes, el
mercado de trabajo o en el sistema financiero[1].
El proceso de dolarización experimentado por muchas economías de países en
desarrollo, corresponde, en gran medida, a los esfuerzos de los agentes
económicos de preservar el valor de sus activos expresándolos en una unidad
monetaria relativamente estable en el largo plazo. La devaluación del numerario doméstico y
la inflación conllevan a una destrucción de riqueza expresada en moneda extranjera. A pesar de los esfuerzos de política económica y los avances en el
mantenimiento de la estabilidad de precios en muchas de estas economías, la
necesidad evidente de avanzar en materia institucional de forma que las
políticas públicas sean conocidas y estables en el tiempo, produce una actitud
de precaución en las decisiones de ahorro e inversión así como en la
composición de los activos y pasivos de los agentes económicos[2].
La deficiencia proveniente de la limitada confianza en
la estabilidad de la política económica en el largo plazo es compensada
parcialmente mediante el exceso de rendimientos de los activos denominados en
moneda nacional con respecto a aquellos denominados en moneda extranjera, así
como, en algunos casos, mediante el establecimiento de esquemas de indexación
al tipo de cambio con respecto al dólar estadounidense. Los agentes económicos mantienen sus
reservas respecto a la confianza que les asignan al estado de las políticas
fiscal y monetaria, aunque conceden cierto grado de credibilidad a las
autoridades que han podido mantener estables las principales variables
macroeconómicas.
La adopción de regímenes monetarios y
cambiarios que obligan a la libre convertibilidad de la moneda a algún tipo de divisa o
valor de aceptación universal (patrón
bien, patrón oro o libre convertibilidad con respecto a alguna moneda dura),
constituyen formas de regular o controlar el monopolio estatal en la producción de dinero.
En principio, la
dolarización consiste en una fijación creíble[3]
del tipo de cambio de carácter irreversible[4].
Por esta razón aplican, para su análisis, los requisitos convencionales para el
buen funcionamiento de una economía bajo un sistema de tipo de cambio fijo con
caja de conversión[5].
Estos requisitos son: balance fiscal equilibrado; sistema financiero fuerte,
bien supervisado y con amplia presencia de la banca extranjera; mercado laboral
flexible; sector exportador fuerte y diversificado, con relativa baja
dependencia en commodities; y clima
de inversiones adecuado tanto para el capital doméstico como para la inversión
extranjera.
En ese orden, es importante
considerar ciertas características deseables en una economía para lograr la
meta de la dolarización. En primer lugar, en un sistema de tipo de cambio
fijo la emisión monetaria por parte del banco central es controlada mediante la
convertibilidad del peso en la divisa extranjera a la que se fije el tipo de
cambio[6].
Mantener el tipo de cambio fijo implica que las autoridades se comprometen a
conservar estable la masa monetaria y, de violar este compromiso, pagarían un
costo político por no cumplir con esta obligación. De este modo, en la medida
en que el costo político hace creíble el compromiso de mantener la paridad, se
producirá un aumento en la demanda por dinero.
Una forma más rígida de
fijación de tipo de cambio (más cercana a la dolarización) lo constituye el
establecimiento de una caja de conversión. En este caso se prohíbe por ley
modificar el tipo de cambio, así como se prohíbe la emisión de dinero sin el
respaldo correspondiente de reservas denominadas en la divisa a la que se fija
el tipo de cambio. Adicionalmente, la fijación permanente del tipo de cambio
inhibe al gobierno de utilizar la política monetaria para la consecución de
objetivos macroeconómicos.
Dolarización
en el sistema financiero de la República Dominicana
El proceso de dolarización
en el sistema financiero dominicano se puede considerar como reciente[7].
Aunque la RD no ha experimentado episodios de hiperinflación, ha registrado
importantes desequilibrios macroeconómicos en los períodos 1983-1985, cuando se
abandonó el régimen de tipo de cambio fijo y se adoptó un sistema cambiario de
flotación manejada[8];
1987-1991, cuando el país tuvo que encarar importantes reformas, y 2003-2004,
cuando experimentó una crisis financiera nacional que costó, inicialmente,
cerca de 20% del PIB. Estos desequilibrios condujeron a importantes niveles de
devaluación e inflación lo cual impulsó una mayor dolarización de su sistema
financiero.
Durante el período
1989-1990, la política fiscal expansiva y su monetización contribuyeron a la
desestabilización de la economía arribando a un déficit en la balanza de pagos
insostenible que culminó en una suspensión de pagos. En 1990, la RD experimentó el nivel más alto
de inflación registrado en su historia (79.9%), con un déficit fiscal de 4.7%
del PIB, déficit en cuenta corriente de 2.6% del PIB y una caída del producto
de -5.5%. Durante la década de los 1980, el peso dominicano experimentó una
tasa de devaluación acumulada de 268.8%. Esta inestabilidad fue acompañada por
una crisis financiera de proporciones significativas.
En agosto de 1991, la RD
inició un proceso de estabilización el
cual incluyó la aprobación de un acuerdo Stand-By
por el Fondo Monetario Internacional por 19 meses, con el que se perseguía
restaurar el equilibrio de la balanza de pagos, reducir las presiones
inflacionarias y crear condiciones para el crecimiento económico.
La estabilización así como
las subsiguientes reformas estructurales contribuyeron a triplicar la tasa de
crecimiento promedio del PIB al pasar de 2,3 %, en la primera mitad de los
1990, a 7,7% en la segunda mitad de esa década. Este crecimiento fue acompañado
de tasas de inflación de un solo dígito (6,5% en promedio durante el período
1996-2000) y desequilibrios en las cuentas fiscal y de balanza de pagos
manejables[9]. A
partir de 2001, la economía dominicana enfrentó los embates de choques externos
originados en los incrementos en los precios internacionales del petróleo, la
desaceleración de la economía estadounidense y los ataques terroristas del 11
de septiembre de 2001 en los Estados Unidos (EEUU); esas perturbaciones se aunaron a los desequilibrios fiscales
internos. La quiebra de importantes bancos
implicó un costo de rescate ascendente al 20.3% del PIB y un aumento de la
emisión monetaria en 101.6% con respecto a 2002 lo cual produjo una inflación
de 42.7% en 2003.
La preferencia de
los agentes económicos a realizar algunas de sus transacciones bancarias en moneda
extranjera se corresponden con una estrategia de protección del valor de los
activos financieros ante eventos de depreciación e inflación. La apertura de
cuentas de ahorro y a plazos en dólares en la RD se inicia en la segunda mitad
de la década de los 1990 y experimentó un crecimiento sostenido acelerado durante en la pasada década.
El nivel de dolarización
medido por medio de indicadores de sustitución de activos, tales como la razón
depósitos en moneda extranjera sobre depósitos en moneda nacional, así como la
razón depósitos a plazo en ambas monedas, muestra qué tanto el uso de moneda
extranjera va sustituyendo a la moneda nacional en la función de depósito de
valor del dinero. A pesar de la
inestabilidad cambiara experimentada entre 2002 y 2004, solamente los depósitos
en cuenta de ahorro tendieron a dolarizarse, al pasar de una relación de 48
centavos de cada peso depositado denominado en moneda extranjera en 2002 a 80
centavos por cada peso depositado denominado en moneda extranjera en 2003. En
2004, por cada peso depositado en cuenta de ahorro en el sistema financiero
nacional, había el valor de un peso con nueve centavos depositados en moneda
extranjera y a mediados de febrero de 2005, la relación era de 1 a 1.15. Para
el caso de los depósitos a plazo, el proceso de sustitución de activos tendió a
decrecer debido a las altas tasas de interés impulsadas por el Banco Central de
la República Dominicana.
El indicador de sustitución
de pasivos muestra una tendencia decreciente debido a las restricciones al
crédito impuestas por la política monetaria así como debido a la incertidumbre
en el mercado financiero y la inflación amenazaban al sistema financiero en su
función de intermediación. En 2003, de cada peso prestado había 58 centavos
denominados en moneda extranjera. Esta relación cayó una relación de 1 a 0.37
en 2004.
El nivel de dolarización
financiera comparativamente bajo en la RD podría explicarse en cierta medida en
los relativamente largos períodos de escasa fluctuación cambiaria y no haber
experimentado niveles de inflación extraordinariamente altos por un largo
período de tiempo. Además, con el propósito de contrarrestar los efectos
inflacionarios del exceso de oferta de dinero, el BCRD ha colocado certificados
de inversión por un monto superior a RD$122 mil millones a tasas de interés muy
atractivas[10] lo
cual contribuyó a que se mantuviera pesificado una proporción considerable del
ahorro privado. Sin embargo, en la presente coyuntura, el relativamente bajo nivel
de dolarización podría también atribuirse a la fuga de capitales producto de la
incertidumbre que generan las crisis financieras[11].
En la medida en que la
economía dominicana vaya estabilizándose es de esperarse el retorno de
capitales que antes hubieran salido producto de la incertidumbre. En ese orden,
el grado de dolarización de los depósitos podría depender de si una proporción
importante del capital retornado entra en el sistema financiero en forma de
depósitos denominados en moneda nacional o en moneda extranjera. El proceso de
apreciación que ha observado el peso a partir de agosto de 2004 y la
credibilidad de las políticas de estabilización jugarán un papel determinante
en ese resultado.
¿Es
la dolarización realmente ventajosa?
Las ventajas de una
dolarización más frecuentemente mencionadas se refieren a las ganancias
provenientes de eliminar la posibilidad de que las autoridades nacionales creen
inflación mediante la política monetaria por lo que la inflación doméstica
tendería a ser parecida a la de EEUU y la tasa de interés doméstica sería igual
a la estadounidense más una prima por riesgo-país. Adicionalmente, existen
potenciales ganancias de eficiencia en el comercio bilateral al transarse con
una única moneda.
Dentro de las desventajas,
se mencionan las pérdidas de señoreaje y de la condición del banco central como
prestamista de última instancia, salvo abundancia de reservas internacionales
netas.
Edwards y Magendzo (2001) y
Klein (2002) encuentran una pobre evidencia de ganancias en crecimiento
sostenido y mayor comercio con EEUU en los países dolarizados. Edwards y
Magendzo, por un lado, encuentran resultados satisfactorios para los países
dolarizados en materia de inflación en comparación con los países no
dolarizados. Estas ganancias de inflación, sin embargo, son contrarrestadas por
las tasas de crecimiento relativamente bajas que presentan los países
dolarizados, como resultado de las dificultades que presentan estas economías
para amortiguar los choques externos negativos. Klein (2002), por otro lado,
encuentra que la dolarización no incrementa significativamente el comercio de
la economía dolarizada con los EEUU. Más aun, los efectos derivados de una
dolarización, según este autor, no son marcadamente distintos a los de fijar el
tipo de cambio.
República
Dominicana: Indicadores de dolarización portafolio de los agentes económicos
|
|||
Sustitución de
Depósitos
|
Sustitución de
Préstamos
|
||
Total ME/ Total
MN/1
|
Otros ME/ Otros
MN/2
|
ME / Total
|
|
2000
|
22.7%
|
31.3%
|
17.0%
|
2001
|
28.5%
|
39.7%
|
19.1%
|
2002
|
34.6%
|
46.0%
|
23.7%
|
2003
|
36.9%
|
51.2%
|
29.8%
|
2004
|
33.6%
|
45.7%
|
21.5%
|
2005
|
33.2%
|
46.4%
|
18.4%
|
2006
|
30.6%
|
45.6%
|
12.9%
|
2007
|
29.3%
|
43.9%
|
13.9%
|
2008
|
31.1%
|
43.5%
|
17.0%
|
2009
|
29.6%
|
42.6%
|
16.3%
|
2010
|
33.2%
|
46.1%
|
18.0%
|
2011
|
33.6%
|
46.2%
|
17.4%
|
2012
|
35.4%
|
48.0%
|
20.8%
|
2013
|
35.9%
|
49.6%
|
24.4%
|
2014*
|
35.8%
|
48.8%
|
23.5%
|
*A junio 2014
|
|||
1/Incluye
Transferibles y Otros
|
|||
2/Otros
depósitos incluye de Ahorro y a Plazo
|
¿Es
factible una dolarización de la economía dominicana?
Para considerar la
posibilidad de una dolarización plena de la economía dominicana, es preciso
evaluar la experiencia probada de otros
países así como estudiar los pros y contras de una reforma de tal envergadura. Cabe cuestionarse si la RD forma un área
monetaria óptima con los Estados Unidos, cómo establecer los mecanismos de
amortiguamiento de choques externos que requiera de ajustes de tipo de cambio
real y qué pasaría, por ejemplo, con los sectores generadores de divisas ante
una apreciación del dólar como consecuencia de la aplicación de una política
restrictiva por parte del banco central estadounidense. Como economía pequeña y abierta, exportadora de bienes primarios y de servicios, la RD está expuesta a
constantes choques externos que requieren de agilidad de ajuste en su tipo de
cambio real para mantener su nivel de competitividad.
Del mismo modo, debe
aclararse quién asumirá la función de prestamista de última instancia, función
que podrían asumir las casas matrices de los bancos extranjeros que operen en
el país, esto implicaría una apertura del mercado financiero dominicano a la
banca extranjera. Como en una economía dolarizada las funciones del banco
central son mínimas, entonces es preciso un régimen de supervisión bancaria
estricto dado que no habría rescate ante quiebra de bancos.
Dada la escasa
disponibilidad de reservas internacionales por parte de la RD, podría
contemplarse la libre competencia de monedas donde el dólar adquiera la calidad
de moneda de curso legal conjuntamente con el peso, permitiendo que el mercado
asigne a cada moneda un uso consistente con la eficiencia de cada una en las
transacciones y como depósito de valor[12].
La decisión de dolarizar una
economía requiere de considerar varias reformas adjuntas, algunas de las cuales
podrían ser de dudosa factibilidad política. Ante esta disyuntiva,
probablemente, valdría la pena considerar la alternativa de una mayor reforma
institucional en el ámbito de la formulación de las políticas económicas. Una
mayor independencia en el diseño e implementación de la política monetaria
facilitaría la implementación de un régimen de administración de la política
monetaria completamente comprometido con la estabilidad de precios.
¿Dolarización
o completa autonomía del Banco Central?
Probablemente, la alternativa
de una mayor reforma institucional en el ámbito de la formulación de las
políticas económicas podría ser una mejor idea. Nos referimos a la total
autonomía del Banco Central. El establecimiento de una autoridad monetaria
completamente independiente de la autoridad política facilitaría el
establecimiento de un régimen de administración de la política monetaria
totalmente comprometido con la estabilidad de precios. Existe abundante
bibliografía y experiencias exitosas que corroboran los beneficios inherentes a
una autonomía del banco central[13],
tanto en el abatimiento de la inflación como en la credibilidad de las
autoridades del Banco Central, sin importar el ciclo político que experimente
el país. A la luz de ese acervo, los dominicanos podrían abordar unas reformas
que responda mejor a las necesidades de mantenimiento de la estabilidad
macroeconómica de largo plazo.
Referencias
- Álvarez, Roberto. “Dolarización Financiera en
América Central”. Banco Interamericano de Desarrollo, 2003.
- Berg, A. y Borensztein, E. “Plena dolarización:
ventajas e inconvenientes”, Fondo Monetario Internacional, Washington.
2000.
- Brea, H., Dávalos, M. y Santos, I, “La
dolarización, evaluación teórica y práctica”, Pontificia Universidad
Católica Madre y Maestra, Santo Domingo, 2001.
- Comisión Económica para América Latina y el
Caribe (CEPAL), “Economía y Desarrollo Social en la República Dominicana:
Los Retos a Inicios del Siglo XXI”. México, 2002.
- De
Nicoló, Gianni; Patrick Honohan y Alain Ize. “Dollarization of the Banking
System: Good or Bad?” IMF 2003.
- Edwards,
S. y Magendzo, I, “Dollarization and economic performance: what do we
really know?”, Banco Central de Chile, 2002.
- Estadísticas monetarias del Banco Central de la
República Dominicana, 2001-2005.
- Fontaine,
Juan Andrés, “Official versus expontaneous dollarization”, Cato Institute,
Washington, D.C., 2000.
- Hanke,
Steve, “The Dominican Republic Resolving the Banking Crisis and Restoring
Growth”. CATO Institute, 2004.
- Klein,
Michael, Dollarization and trade, National Bureau o Economic Research,
2002.
- K.J.
Courts, H. Guiliani Cury y F. Pellerano, “Stabilisation Programmes in the
Dominican Republic” International Institute for Labour Studies
(International Labour Organization). 1986.
- Ossa, Fernando, “Sistemas Monetarios
Internacionales”, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago,
2002.
- Rojas-Suárez, Liliana. La dolarización en El
Salvador: Logros y desafíos para el desarrollo económico. Conferencia
magistral, San Salvador 2002.
[1] Cabe recordar que las funciones básicas del
dinero definidas por la teoría económica son: Unidad de cuenta, depósito de
valor y medio de cambio.
[2] De Nicoló, Honohan e Ize (2003) encuentran
que la credibilidad de las políticas macroeconómicas y la calidad de las
instituciones son determinantes claves de las variaciones en el grado de
dolarización en diferentes países.
[3] Se puede decir
“creíble” porque se elimina la posibilidad de producir una devaluación por
parte de las autoridades monetarias.
[4] Dado que los procesos de dolarización surgen
como resultado de crisis macroeconómicas profundas, constituyen una solución
extrema a la falta de credibilidad de las políticas de estabilización. Sin
embargo, la historia registra el caso de Liberia, país africano que, después de
dolarizar su economía en 1944, sustituyó el dólar por una moneda nacional en
1983. Ver Edwards y Magendzo (2001.)
[5] Una caja de conversión constituye una forma más
dura de tipo de cambio fijo menos extrema que la dolarización, sin embargo, en
la práctica es muy similar a la dolarización. Ver Fontaine (2000.)
[6] Este mecanismo puede funcionar adecuadamente si
la tasa a la que se fija la convertibilidad se mantiene a lo largo del tiempo y
no sufre devaluaciones periódicas que hacen el tipo de cambio transitoriamente
fijo. Ver Ossa (2002.)
[7] Sin embargo, más de dos décadas antes de la
fundación del Banco Central de la República Dominicana en 1947, la economía
dominicana estaba totalmente dolarizada.
[8] Para un análisis sobre el proceso que
acompañó la inestabilidad macroeconómica y el plan de estabilización aplicada
con asistencia del FMI, ver Courts, Guiliani Cury y Pellerano, (1986).
[9] Para un análisis del notable desempeño de
la economía dominicana en la década de los 1990, consultar CEPAL (2002).
[10] El BCRD llegó a acordar tasas de hasta 60%
de interés anual para los certificados de inversión (CI) en algunas subastas.
Los CI representaban un déficit cuasifiscal anual cercano a RD$30,000 millones
a mediados de 2004.
[11] En medio del ambiente de desconfianza que
afectó la economía dominicana hasta mediados de agosto de 2004, el tipo de
cambio experimentó una sobre-reacción al colocarse en 54 pesos por dólar en
febrero de 2004, para descender a alrededor de 38 pesos por dólar en septiembre
del mismo año.
[12] Ver Hanke (2004).
[13] Cabe mencionar las conocidas experiencias de Nueva Zelandia y
Chile.