viernes, 18 de octubre de 2019

Apuntes sobre dolarización

Por Odalis F. Marte
@ofmarte



La dolarización de una economía se manifiesta en la preferencia de los agentes económicos en utilizar una moneda extranjera para algunas de las funciones básicas del dinero, ya sea en el mercado de bienes, el mercado de trabajo o en el sistema financiero[1]. El proceso de dolarización experimentado por muchas economías de países en desarrollo, corresponde, en gran medida, a los esfuerzos de los agentes económicos de preservar el valor de sus activos expresándolos en una unidad monetaria relativamente estable en el largo plazo. La devaluación del numerario doméstico y la inflación conllevan a una destrucción de riqueza expresada en moneda extranjera. A pesar de los esfuerzos de política económica y los avances en el mantenimiento de la estabilidad de precios en muchas de estas economías, la necesidad evidente de avanzar en materia institucional de forma que las políticas públicas sean conocidas y estables en el tiempo, produce una actitud de precaución en las decisiones de ahorro e inversión así como en la composición de los activos y pasivos de los agentes económicos[2].

La deficiencia proveniente de la limitada confianza en la estabilidad de la política económica en el largo plazo es compensada parcialmente mediante el exceso de rendimientos de los activos denominados en moneda nacional con respecto a aquellos denominados en moneda extranjera, así como, en algunos casos, mediante el establecimiento de esquemas de indexación al tipo de cambio con respecto al dólar estadounidense. Los agentes económicos mantienen sus reservas respecto a la confianza que les asignan al estado de las políticas fiscal y monetaria, aunque conceden cierto grado de credibilidad a las autoridades que han podido mantener estables las principales variables macroeconómicas.

La adopción de regímenes monetarios y cambiarios que obligan a la libre convertibilidad de la moneda a algún tipo de divisa o valor de aceptación universal  (patrón bien, patrón oro o libre convertibilidad con respecto a alguna moneda dura), constituyen formas de regular o controlar el monopolio estatal  en la producción de dinero.

En principio, la dolarización consiste en una fijación creíble[3] del tipo de cambio de carácter irreversible[4]. Por esta razón aplican, para su análisis, los requisitos convencionales para el buen funcionamiento de una economía bajo un sistema de tipo de cambio fijo con caja de conversión[5]. Estos requisitos son: balance fiscal equilibrado; sistema financiero fuerte, bien supervisado y con amplia presencia de la banca extranjera; mercado laboral flexible; sector exportador fuerte y diversificado, con relativa baja dependencia en commodities; y clima de inversiones adecuado tanto para el capital doméstico como para la inversión extranjera.

En ese orden, es importante considerar ciertas características deseables en una economía para lograr la meta de la dolarización. En primer lugar, en un sistema de tipo de cambio fijo la emisión monetaria por parte del banco central es controlada mediante la convertibilidad del peso en la divisa extranjera a la que se fije el tipo de cambio[6]. Mantener el tipo de cambio fijo implica que las autoridades se comprometen a conservar estable la masa monetaria y, de violar este compromiso, pagarían un costo político por no cumplir con esta obligación. De este modo, en la medida en que el costo político hace creíble el compromiso de mantener la paridad, se producirá un aumento en la demanda por dinero.

Una forma más rígida de fijación de tipo de cambio (más cercana a la dolarización) lo constituye el establecimiento de una caja de conversión. En este caso se prohíbe por ley modificar el tipo de cambio, así como se prohíbe la emisión de dinero sin el respaldo correspondiente de reservas denominadas en la divisa a la que se fija el tipo de cambio. Adicionalmente, la fijación permanente del tipo de cambio inhibe al gobierno de utilizar la política monetaria para la consecución de objetivos macroeconómicos.

Dolarización en el sistema financiero de la República Dominicana

El proceso de dolarización en el sistema financiero dominicano se puede considerar como reciente[7]. Aunque la RD no ha experimentado episodios de hiperinflación, ha registrado importantes desequilibrios macroeconómicos en los períodos 1983-1985, cuando se abandonó el régimen de tipo de cambio fijo y se adoptó un sistema cambiario de flotación manejada[8]; 1987-1991, cuando el país tuvo que encarar importantes reformas, y 2003-2004, cuando experimentó una crisis financiera nacional que costó, inicialmente, cerca de 20% del PIB. Estos desequilibrios condujeron a importantes niveles de devaluación e inflación lo cual impulsó una mayor dolarización de su sistema financiero.

Durante el período 1989-1990, la política fiscal expansiva y su monetización contribuyeron a la desestabilización de la economía arribando a un déficit en la balanza de pagos insostenible que culminó en una suspensión de pagos.  En 1990, la RD experimentó el nivel más alto de inflación registrado en su historia (79.9%), con un déficit fiscal de 4.7% del PIB, déficit en cuenta corriente de 2.6% del PIB y una caída del producto de -5.5%. Durante la década de los 1980, el peso dominicano experimentó una tasa de devaluación acumulada de 268.8%. Esta inestabilidad fue acompañada por una crisis financiera de proporciones significativas.

En agosto de 1991, la RD inició  un proceso de estabilización el cual incluyó la aprobación de un acuerdo Stand-By por el Fondo Monetario Internacional por 19 meses, con el que se perseguía restaurar el equilibrio de la balanza de pagos, reducir las presiones inflacionarias y crear condiciones para el crecimiento económico.

La estabilización así como las subsiguientes reformas estructurales contribuyeron a triplicar la tasa de crecimiento promedio del PIB al pasar de 2,3 %, en la primera mitad de los 1990, a 7,7% en la segunda mitad de esa década. Este crecimiento fue acompañado de tasas de inflación de un solo dígito (6,5% en promedio durante el período 1996-2000) y desequilibrios en las cuentas fiscal y de balanza de pagos manejables[9]. A partir de 2001, la economía dominicana enfrentó los embates de choques externos originados en los incrementos en los precios internacionales del petróleo, la desaceleración de la economía estadounidense y los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos (EEUU); esas perturbaciones se aunaron a los desequilibrios fiscales internos. La quiebra de importantes bancos implicó un costo de rescate ascendente al 20.3% del PIB y un aumento de la emisión monetaria en 101.6% con respecto a 2002 lo cual produjo una inflación de 42.7% en 2003.

La preferencia de los agentes económicos a realizar algunas de sus transacciones bancarias en moneda extranjera se corresponden con una estrategia de protección del valor de los activos financieros ante eventos de depreciación e inflación. La apertura de cuentas de ahorro y a plazos en dólares en la RD se inicia en la segunda mitad de la década de los 1990 y experimentó un crecimiento sostenido acelerado durante en la pasada década.

El nivel de dolarización medido por medio de indicadores de sustitución de activos, tales como la razón depósitos en moneda extranjera sobre depósitos en moneda nacional, así como la razón depósitos a plazo en ambas monedas, muestra qué tanto el uso de moneda extranjera va sustituyendo a la moneda nacional en la función de depósito de valor del dinero.  A pesar de la inestabilidad cambiara experimentada entre 2002 y 2004, solamente los depósitos en cuenta de ahorro tendieron a dolarizarse, al pasar de una relación de 48 centavos de cada peso depositado denominado en moneda extranjera en 2002 a 80 centavos por cada peso depositado denominado en moneda extranjera en 2003. En 2004, por cada peso depositado en cuenta de ahorro en el sistema financiero nacional, había el valor de un peso con nueve centavos depositados en moneda extranjera y a mediados de febrero de 2005, la relación era de 1 a 1.15. Para el caso de los depósitos a plazo, el proceso de sustitución de activos tendió a decrecer debido a las altas tasas de interés impulsadas por el Banco Central de la República Dominicana.

El indicador de sustitución de pasivos muestra una tendencia decreciente debido a las restricciones al crédito impuestas por la política monetaria así como debido a la incertidumbre en el mercado financiero y la inflación amenazaban al sistema financiero en su función de intermediación. En 2003, de cada peso prestado había 58 centavos denominados en moneda extranjera. Esta relación cayó una relación de 1 a 0.37 en 2004.

El nivel de dolarización financiera comparativamente bajo en la RD podría explicarse en cierta medida en los relativamente largos períodos de escasa fluctuación cambiaria y no haber experimentado niveles de inflación extraordinariamente altos por un largo período de tiempo. Además, con el propósito de contrarrestar los efectos inflacionarios del exceso de oferta de dinero, el BCRD ha colocado certificados de inversión por un monto superior a RD$122 mil millones a tasas de interés muy atractivas[10] lo cual contribuyó a que se mantuviera pesificado una proporción considerable del ahorro privado. Sin embargo, en la presente coyuntura, el relativamente bajo nivel de dolarización podría también atribuirse a la fuga de capitales producto de la incertidumbre que generan las crisis financieras[11].

En la medida en que la economía dominicana vaya estabilizándose es de esperarse el retorno de capitales que antes hubieran salido producto de la incertidumbre. En ese orden, el grado de dolarización de los depósitos podría depender de si una proporción importante del capital retornado entra en el sistema financiero en forma de depósitos denominados en moneda nacional o en moneda extranjera. El proceso de apreciación que ha observado el peso a partir de agosto de 2004 y la credibilidad de las políticas de estabilización jugarán un papel determinante en ese resultado.  

¿Es la dolarización realmente ventajosa?

Las ventajas de una dolarización más frecuentemente mencionadas se refieren a las ganancias provenientes de eliminar la posibilidad de que las autoridades nacionales creen inflación mediante la política monetaria por lo que la inflación doméstica tendería a ser parecida a la de EEUU y la tasa de interés doméstica sería igual a la estadounidense más una prima por riesgo-país. Adicionalmente, existen potenciales ganancias de eficiencia en el comercio bilateral al transarse con una única moneda.

Dentro de las desventajas, se mencionan las pérdidas de señoreaje y de la condición del banco central como prestamista de última instancia, salvo abundancia de reservas internacionales netas. 

Edwards y Magendzo (2001) y Klein (2002) encuentran una pobre evidencia de ganancias en crecimiento sostenido y mayor comercio con EEUU en los países dolarizados. Edwards y Magendzo, por un lado, encuentran resultados satisfactorios para los países dolarizados en materia de inflación en comparación con los países no dolarizados. Estas ganancias de inflación, sin embargo, son contrarrestadas por las tasas de crecimiento relativamente bajas que presentan los países dolarizados, como resultado de las dificultades que presentan estas economías para amortiguar los choques externos negativos. Klein (2002), por otro lado, encuentra que la dolarización no incrementa significativamente el comercio de la economía dolarizada con los EEUU. Más aun, los efectos derivados de una dolarización, según este autor, no son marcadamente distintos a los de fijar el tipo de cambio.

República Dominicana: Indicadores de dolarización portafolio de los agentes económicos

Sustitución de Depósitos
Sustitución de Préstamos
Total ME/ Total MN/1
Otros ME/ Otros MN/2
ME / Total
2000
22.7%
31.3%
17.0%
2001
28.5%
39.7%
19.1%
2002
34.6%
46.0%
23.7%
2003
36.9%
51.2%
29.8%
2004
33.6%
45.7%
21.5%
2005
33.2%
46.4%
18.4%
2006
30.6%
45.6%
12.9%
2007
29.3%
43.9%
13.9%
2008
31.1%
43.5%
17.0%
2009
29.6%
42.6%
16.3%
2010
33.2%
46.1%
18.0%
2011
33.6%
46.2%
17.4%
2012
35.4%
48.0%
20.8%
2013
35.9%
49.6%
24.4%
2014*
35.8%
48.8%
23.5%
*A junio 2014
1/Incluye Transferibles y Otros
2/Otros depósitos incluye de Ahorro y a Plazo

¿Es factible una dolarización de la economía dominicana?

Para considerar la posibilidad de una dolarización plena de la economía dominicana, es preciso evaluar  la experiencia probada de otros países así como estudiar los pros y contras de una reforma de tal envergadura.  Cabe cuestionarse si la RD forma un área monetaria óptima con los Estados Unidos, cómo establecer los mecanismos de amortiguamiento de choques externos que requiera de ajustes de tipo de cambio real y qué pasaría, por ejemplo, con los sectores generadores de divisas ante una apreciación del dólar como consecuencia de la aplicación de una política restrictiva por parte del banco central estadounidense. Como economía pequeña y abierta, exportadora de bienes primarios y de servicios, la RD está expuesta a constantes choques externos que requieren de agilidad de ajuste en su tipo de cambio real para mantener su nivel de competitividad.

Del mismo modo, debe aclararse quién asumirá la función de prestamista de última instancia, función que podrían asumir las casas matrices de los bancos extranjeros que operen en el país, esto implicaría una apertura del mercado financiero dominicano a la banca extranjera. Como en una economía dolarizada las funciones del banco central son mínimas, entonces es preciso un régimen de supervisión bancaria estricto dado que no habría rescate ante quiebra de bancos.

Dada la escasa disponibilidad de reservas internacionales por parte de la RD, podría contemplarse la libre competencia de monedas donde el dólar adquiera la calidad de moneda de curso legal conjuntamente con el peso, permitiendo que el mercado asigne a cada moneda un uso consistente con la eficiencia de cada una en las transacciones y como depósito de valor[12].

La decisión de dolarizar una economía requiere de considerar varias reformas adjuntas, algunas de las cuales podrían ser de dudosa factibilidad política. Ante esta disyuntiva, probablemente, valdría la pena considerar la alternativa de una mayor reforma institucional en el ámbito de la formulación de las políticas económicas. Una mayor independencia en el diseño e implementación de la política monetaria facilitaría la implementación de un régimen de administración de la política monetaria completamente comprometido con la estabilidad de precios.

¿Dolarización o completa autonomía del Banco Central?

Probablemente, la alternativa de una mayor reforma institucional en el ámbito de la formulación de las políticas económicas podría ser una mejor idea. Nos referimos a la total autonomía del Banco Central. El establecimiento de una autoridad monetaria completamente independiente de la autoridad política facilitaría el establecimiento de un régimen de administración de la política monetaria totalmente comprometido con la estabilidad de precios. Existe abundante bibliografía y experiencias exitosas que corroboran los beneficios inherentes a una autonomía del banco central[13], tanto en el abatimiento de la inflación como en la credibilidad de las autoridades del Banco Central, sin importar el ciclo político que experimente el país. A la luz de ese acervo, los dominicanos podrían abordar unas reformas que responda mejor a las necesidades de mantenimiento de la estabilidad macroeconómica de largo plazo.

Referencias

  • Álvarez, Roberto. “Dolarización Financiera en América Central”. Banco Interamericano de Desarrollo, 2003.

  • Berg, A. y Borensztein, E. “Plena dolarización: ventajas e inconvenientes”, Fondo Monetario Internacional, Washington. 2000.

  • Brea, H., Dávalos, M. y Santos, I, “La dolarización, evaluación teórica y práctica”, Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, Santo Domingo, 2001.

  • Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), “Economía y Desarrollo Social en la República Dominicana: Los Retos a Inicios del Siglo XXI”. México, 2002.

  • De Nicoló, Gianni; Patrick Honohan y Alain Ize. “Dollarization of the Banking System: Good or Bad?” IMF 2003.

  • Edwards, S. y Magendzo, I, “Dollarization and economic performance: what do we really know?”, Banco Central de Chile, 2002.

  • Estadísticas monetarias del Banco Central de la República Dominicana, 2001-2005.

  • Fontaine, Juan Andrés, “Official versus expontaneous dollarization”, Cato Institute, Washington, D.C., 2000.

  • Hanke, Steve, “The Dominican Republic Resolving the Banking Crisis and Restoring Growth”. CATO Institute, 2004.

  • Klein, Michael, Dollarization and trade, National Bureau o Economic Research, 2002.

  • K.J. Courts, H. Guiliani Cury y F. Pellerano, “Stabilisation Programmes in the Dominican Republic” International Institute for Labour Studies (International Labour Organization). 1986.

  • Ossa, Fernando, “Sistemas Monetarios Internacionales”, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, 2002.

  • Rojas-Suárez, Liliana. La dolarización en El Salvador: Logros y desafíos para el desarrollo económico. Conferencia magistral, San Salvador 2002.

















[1] Cabe recordar que las funciones básicas del dinero definidas por la teoría económica son: Unidad de cuenta, depósito de valor y medio de cambio.
[2] De Nicoló, Honohan e Ize (2003) encuentran que la credibilidad de las políticas macroeconómicas y la calidad de las instituciones son determinantes claves de las variaciones en el grado de dolarización en diferentes países.
[3] Se puede decir “creíble” porque se elimina la posibilidad de producir una devaluación por parte de las autoridades monetarias.
[4] Dado que los procesos de dolarización surgen como resultado de crisis macroeconómicas profundas, constituyen una solución extrema a la falta de credibilidad de las políticas de estabilización. Sin embargo, la historia registra el caso de Liberia, país africano que, después de dolarizar su economía en 1944, sustituyó el dólar por una moneda nacional en 1983. Ver Edwards y Magendzo (2001.)
[5] Una caja de conversión constituye una forma más dura de tipo de cambio fijo menos extrema que la dolarización, sin embargo, en la práctica es muy similar a la dolarización. Ver Fontaine (2000.)

[6] Este mecanismo puede funcionar adecuadamente si la tasa a la que se fija la convertibilidad se mantiene a lo largo del tiempo y no sufre devaluaciones periódicas que hacen el tipo de cambio transitoriamente fijo. Ver Ossa (2002.)
[7] Sin embargo, más de dos décadas antes de la fundación del Banco Central de la República Dominicana en 1947, la economía dominicana estaba totalmente dolarizada.
[8] Para un análisis sobre el proceso que acompañó la inestabilidad macroeconómica y el plan de estabilización aplicada con asistencia del FMI, ver Courts, Guiliani Cury y Pellerano, (1986).

[9] Para un análisis del notable desempeño de la economía dominicana en la década de los 1990, consultar CEPAL (2002).

[10] El BCRD llegó a acordar tasas de hasta 60% de interés anual para los certificados de inversión (CI) en algunas subastas. Los CI representaban un déficit cuasifiscal anual cercano a RD$30,000 millones a mediados de 2004.
[11] En medio del ambiente de desconfianza que afectó la economía dominicana hasta mediados de agosto de 2004, el tipo de cambio experimentó una sobre-reacción al colocarse en 54 pesos por dólar en febrero de 2004, para descender a alrededor de 38 pesos por dólar en septiembre del mismo año.
[12] Ver Hanke (2004).
[13] Cabe mencionar las conocidas experiencias de Nueva Zelandia y Chile.