En todas partes se comete algún tipo de crimen tanto contra las personas como las propiedades de individuos, familias, empresas, gobiernos o Estados. No obstante, existen serios efectos del crimen sobre la actividad económica, en tanto que puede afectar los costos y la productividad de los factores de producción, así como las decisiones de consumo y la asignación de recursos en una economía.
En los países con alta delincuencia, los ciudadanos suelen sentirse inseguros para salir a las calles a realizar actividades más allá de las estrictamente necesarias, limitando el crecimiento del gasto de consumo privado; los hogares, las empresas y el gobierno aumentan sus gastos en seguridad en perjuicio del uso de esos recursos para sustentar la inversión en infraestructura y en entrenamiento de la mano de obra, así como en la provisión de servicios públicos en general. De este modo, la delincuencia genera importantes costos para las sociedades, los cuales pueden manifestarse tanto en la pérdida de valor sustraído como los mayores gastos en protección y curación de víctimas del crimen.
Los costos directos de la delincuencia están asociados a los recursos que los hogares, las empresas y el Estado destinan de sus presupuestos para proteger vidas y propiedades de las acciones delictivas de individuos y grupos de malhechores, incluyendo las pérdidas asociadas al uso alternativo que hubieran satisfecho importantes necesidades materiales, de no haberse tenido que gastar en protegerse de la delincuencia, así como los efectos físicos y psicológicos de la criminalidad sobre las personas afectadas.
Los costos directos de la delincuencia están asociados a los recursos que los hogares, las empresas y el Estado destinan de sus presupuestos para proteger vidas y propiedades de las acciones delictivas de individuos y grupos de malhechores, incluyendo las pérdidas asociadas al uso alternativo que hubieran satisfecho importantes necesidades materiales, de no haberse tenido que gastar en protegerse de la delincuencia, así como los efectos físicos y psicológicos de la criminalidad sobre las personas afectadas.
En países de America Latina la delincuencia impone una elevada carga a la economía. En Brasil, Colombia, México, Perú, El Salvador y Venezuela el costo de la delincuencia puede superar el 15% de su producto interno bruto. Según la Oficina de las Naciones Unidas sobre el Crimen y las Drogas, en la última década América Latina tiene la segunda tasa de homicidios a nivel mundial, sólo superada por África.
Para mayor información, se puede consultar http://www.unodc.org/documents/gsh/pdfs/2014_GLOBAL_HOMICIDE_BOOK_web.pdf. Para estudio de caso, ver http://www.unodc.org/documents/peruandecuador/Publicaciones/UNODC-costo-crimen.pdf.
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