viernes, 29 de enero de 2021

Patriotismo no es lo mismo que nacionalismo

Por Odalis Francisco Marte 
       @ofmarte

Como en la República Dominicana estamos en el Mes de la Patria, no estaría de más aclarar que patriotismo no es lo mismo que nacionalismo: el nacionalismo apela a la unidad y herencia cultural común, no siempre apreciando la diversidad; mientras que el patriotismo se refiere al amor por una nación, con más énfasis en valores y creencias que nos unen, aún dentro cierta diversidad de razas y culturas.

Juan Pablo Duarte era realmente un patriota que nos quiso dominicanos y dominicanas unidos por valores morales, igualdad y respeto a las leyes, creencias, democracia y diversidad.

Los ciudadanos dominicanos de hoy tenemos el gran reto de hacer que nuestro país se parezca más al ideal democrático liberal del patricio Juan Pablo Duarte que a la mentalidad autoritaria del general Pedro Santana. 


La manera más adecuada de honrar la memoria de Juan Pablo Duarte no es con simples actos protocolares o discursos rimbombantes, es con nuestra conducta cívica, honradez en el servicio público y observancia de la Ley en nuestras vidas privadas para hacer la República Dominicana un mejor país. Que los ideales de Duarte nos hagan sentir amor patrio y fe en nuestro futuro como nación, con mayor prosperidad material y equidad social.

jueves, 13 de agosto de 2020

La pandemia traería oportunidades, ¿sabríamos aprovecharlas?

Por Odalis Francisco Marte
       @ofmarte

La pandemia de la Covid-19 puede ser considerara como un choque permanente con consecuencias de largo plazo en la economía mundial y en nuestras vidas. En efecto, como resultado de esta alteración, las expectativas de crecimiento económico a nivel mundial indican una contracción en la producción, por lo que el ciclo económico global se ha tornado negativo. 

La fuerte perturbación que ha inducido la pandemia sobre la economía no sólo se manifiesta en la caída abrupta de la producción debido a las medidas necesarias para enfrentar la propagación del coronavirus sino en la aceleración de cambios en la manera en como trabajamos, nos educamos, nos reunimos, compramos, así como en la cadena de suministros que sustentan la producción y el comercio internacional. 

Como todo ciclo, al final de cuentas, la situación actual tendrá un final por lo que en algún momento la economía iniciará un periodo de recuperación sostenible el cual habrán de aprovechar los países preparados para sacarle ventaja a la fase post pandemia.


Precisamente en lo referente al comercio mundial, se debe recordar que al conocerse el brote del nuevo coronavirus en Wuhan, China, a principios del año 2020 y las subsecuentes medidas de confinamiento para contener el contagio implicó una interrupción temporal de la cadenas de suministros para varias industrias, principalmente en países avanzados lo que dejó claro el riesgo de concentrar tanta dependencia de las cadenas de valor global en la actividad manufacturera de China. No obstante, ya antes de la ocurrencia de la pandemia se había iniciado un proceso gradual de re-localización de procesos de producción y servicios hacia países cercanos a los grandes mercados (nearshoring) o hacia el país de origen de la empresa (onshoring). 

Las tensiones comerciales, los ciberataques y los riesgos climáticos caracterizados por el aumento de la frecuencia de los huracanes y las olas de calor están exponiendo a las empresas a interrupciones de suministros cada vez más costosas. Como resultado, según el estudio Riesgo, Resiliencia y Re-equilibrio en las Cadenas de Valor Globales (McKinsey Global Institute, 2020) las empresas pueden esperar en promedio que una interrupción de suministros que dure más de un mes las golpee cada 3.7 años, con un costo de más del 40 por ciento de las ganancias de un año cada década. Eso está cambiando el cálculo detrás de las inversiones para diversificar las cadenas de suministro o acercarlas a los grandes mercados.


Movimientos de localización de procesos productivos en las cadenas de valor 

Offshoring


(deslocalización)

Basar algunos de los procesos o servicios de una empresa en el extranjero para aprovechar costos más bajos.

Onshoring o Reshoring


(reubicación)

Transferir una operación comercial que se trasladó al extranjero de vuelta al país desde el que se deslocalizó originalmente.

Nearshoring


(acercamiento)

Transferir una operación comercial a un país cercano, especialmente con preferencia a uno más distante.

Fuente: Elaborado con la ayuda de https://www.lexico.com



A pesar de la difícil situación actual, puede haber espacio para el optimismo para algunas empresas. Las multinacionales habían comenzado a repensar su dependencia de China incluso antes de la pandemia y es más probable que en los meses venideros aceleren la re-localización de su producción offshore hacia países más cercanos (nearshoring). Muchas economías emergentes deberían estar en condiciones de aprovechar esas circunstancias. Los relativamente bajos costos laborales, reducidos aún más por la depreciación de la moneda local, la proximidad a los grandes mercados y acuerdos comerciales con los Estados Unidos de América (DR-CAFTA) y la Unión Europea (EPA) podrían facilitar, por ejemplo, que la República Dominicana fortaleciera su posición en las cadenas de suministro mundiales, si se esfuerza para elevar su competitividad en el mediano plazo. Tal vez se necesitarían afinar dos cosas: una estrategia de promoción de exportaciones comprehensiva bajo un contexto de alianza gobierno-empresas, y un aumento de la cultura exportadora en el sector privado.

Cabe resaltar que, en efecto, los avances tecnológicos han reducido la ventaja competitiva de bajos costos laborales y los requerimientos de rápida entrega de productos por parte de los consumidores han obligado a las firmas que procuran acceder a cadenas de suministros más cortas o cercanas y en distintas localizaciones. Así, un reporte del McKinsey Global Institute (2020) estima que las empresas multinacionales podrían trasladar una cuarta parte de su abastecimiento global de productos a nuevos países en los próximos cinco años. Consideraciones de costos y las presiones gubernamentales para volverse más autosuficientes podrían hacer que más de la mitad de la producción farmacéutica y de ropa se traslade a nuevos países, actividades en las que la República Dominicana, los países de Centroamérica, México y Haití tendrían ventajas competitivas.

¿Qué hacer para aprovechar los cambios en las cadenas mundiales de suministros?

Habría un conjunto de tareas que requerirían de políticas públicas enfocadas y amplia colaboración del sector privado. En efecto, López y Ruiz-Arranz (2020) indican que para aprovechar el establecimiento de empresas orientadas al mercado estadounidense se debe mejorar el clima de negocios para motivar la inversión de capitales nacionales y extranjeros, fortalecer las instituciones, particularmente las relacionadas con el comercio internacional y la inversión extranjera, diseñar estrategias comprehensivas para priorizar sectores estratégicos y simplificar la tramitología para atender a los inversionistas por medios digitales. En general, la recomendación de los citados autores para que los países de Centroamérica, la República Dominicana, Haití y México puedan ser productores confiables de insumos para las cadenas globales de valor de América, se detallan a continuación, cito:

•Apalancar su conocimiento en la industria textil, agroalimentaria, y de equipo médico. 

•Presentar una oferta exportable de mayor valor agregado basado en esta base de producción.

•Incrementar  las  capacidades  de  integración  productiva  local  con  canales  de  distribución soportados en inversiones extranjeras, principalmente en sectores como la agroindustria.

•Atraer nuevas inversiones productivas en procesos de reshoring/nearshoring procedentes de China y el sudeste asiático

•Utilizar  la  inteligencia  de  mercados  para  encontrar  nuevos nichos  de  negocio.  En  esto  es particularmente  relevante  el  rol  de  las  agencias  de  promoción  de  comercio  e  inversión


Fin de la cita. 

En conclusión, los países cercanos a los Estados Unidos deben prepararse para captar inversión en el contexto de la re-localización de las cadenas globales de valor, para lo cual se deben realizar reformas institucionales para mejorar el ambiente de negocios e invertir en la formación de los recursos humanos necesarios. Los procesos de onshoring y nearshoring  toman tiempo y preparación, pero es un cambio que está se acelerando a raíz de los riesgos de concentrar las cadenas de suministros en áreas geográficas específicas.

No obstante, está claro que muchas empresas permanecerán en Asia, particularmente en China, no solo porque tienen la capacidad instalada para fabricar bienes a gran escala sino también porque muchas empresas desean mantener el acceso a ese gran mercado que, de por sí, es bastante redituable.

Referencias

- Edgecliffe-Johnson, Andrew (2020). Global Threats Are Reordering Supply Chains, Says Report. The Financial Times. https://www.ft.com/content/a4544767-f93d-48b0-bde4-ad8a582922ab  
 para 

- López, Arnoldo y Ruiz-Arranz, Marta (2020). América Latina y el Caribe Post Covid-19: Retos y Oportunidades. Banco Interamericano de Desarrollohttps://publications.iadb.org/publications/spanish/document/ALC-Post-COVID-19-Retos-y-oportunidades-para-paises-de-Centroamerica-Haiti-Mexico-Panamá-y-Republica-Dominicana.pdf

McKinsey Global Institute (2020). Risk, Resilience, and Rebalancing in Global Value Chains. 
https://www.mckinsey.com/business-functions/operations/our-insights/risk-resilience-and-rebalancing-in-global-value-chains

domingo, 26 de abril de 2020

Probando es que se sabe: Testeo masivo para combatir efectivamente la pandemia del Covid-19

Por Odalis Francisco Marte
       @ofmarte

Los efectos de las medidas de supresión que se han tenido que adoptar para contener la pandemia del nuevo coronavirus Covid-19, incluyendo el distanciamiento social, el cierre de fronteras y las cuarentenas, han sido devastadores para la economía mundial, particularmente para los países pobres. En efecto, las órdenes de reclusión y cuarentenas que ha apagado parcialmente las distintas actividades económica no sólo ha implicado importantes pérdidas de ingresos sino que amenaza la supervivencia de millones de personas que necesitan generar ingresos diariamente para poder subsistir cada día y no tienen muchas alternativas dentro de la economía informal y la pobreza en la que viven.

Los esfuerzos de apoyo financiero gubernamental, además de limitados, deben superar problemas burocráticos y logísticos por lo que serían de dudosa efectividad. Entonces, muchos necesitan salir a trabajar, necesitamos una estrategia de salida de esta crisis y reabrir la economía. No obstante, la transición hace esa reapertura debe hacerse por etapas y, tal vez lo que más urgen los expertos, debe implementarse luego de testear masivamente a la población, tanto para determinar contagios como anticuerpos. Probando es que se sabe.

Una reapertura de la economía sin mayor control epidemiológico vía a aplicación masiva de pruebas podría implicar una rápida propagación del virus y el aumento exponencial de enfermos y muertos. No obstante, cuando se revisa la velocidad con que se está testando la población, observamos la necesidad de avance en la aplicación de test para determinar casos de contagio debido a la escasez de reactivos para pruebas de laboratorio y también a la desidia de algunos gobiernos cuyo líderes han reaccionado con desdén ante este gran problema.

Si en el cuadro anterior nos fijamos en la columna de Total de Tests por Millón de Habitantes la baja aplicación de tests para determinar el nuevo coronavirus en los países seleccionados de América Latina. En efecto, países más pequeños y con menos riqueza, como Costa Rica, El Salvador y República Dominicana han reportado la aplicación de más pruebas que las mayores economías de la región como México (el que menos ha testado), Brasil y Argentina. Chile y Panamá se destacan como los que más test aplican por millón de habitantes, pero si se comparan con Israel (campeón mundial en la aplicación de tests por millón de habitantes) se verifica que, aunque van en la dirección correcta, les falta camino por recorrer.

Como han dicho varias personalidades al frente del combate de esta pandemia, incluyendo los doctores Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, y Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la Organización Mundial de la Salud: Test, Test, Test. No solo probando es que se sabe, sino que sabiendo es como se toman las decisiones correctas. La aplicación de estas pruebas masivas ayudarían a aplicar las medidas de supresión solamente a los infectados.

Necesitamos salir a trabajar, pero no todos al mismo tiempo, por lo que los que puedan hacer teletrabajo deberán continuar trabajando remotamente por tiempo extendido mientras que el personal esencial deberá continuar laborando y otras actividades económicas en las que se deba trabajar de manera presencial deberán reincorporarse paulatinamente mientras se obtienen resultados de los testeos. También las exigencias de lavado de manos, higienización a superficies y uso mascarillas en la población estarían para quedarse.

Los países pobres deberán ser apoyados financieramente por los organismos multilaterales y los países más afortunados mientras se supera esta pandemia y se evita el aumento de las infecciones y reinfecciones sin olvidar que el control de la corrupción endémica la mayoría de las naciones pobres  debería ser un objetivo de segundo orden solo detrás del control de la pandemia misma. En otras palabras, como la corrupción en endémica en los países pobres, se debe cuidar de que la ayuda que se pueda recibir llegues al mayor número de necesitados y no se desvíe hacia otros fines...
Referencias

- Checo A., Marte, O. F., ¿Qué sabemos del nuevo coronavirus y sus potenciales implicaciones económicas?.  http://www.secmca.org/nota/que-sabemos-del-nuevo-coronavirus-y-sus-implicancias-economicas/

-Nuguer, V., Powell, A. ¿Qué pueden hacer los bancos centrales para mitigar los efectos del coronavirus? https://blogs.iadb.org/ideas-que-cuentan/es/que-pueden-hacer-los-bancos-centrales-para-mitigar-los-efectos-del-coronavirus/

- Werner, A. Política económica en América Latina y el Caribe en tiempo de la COVID-19. https://blog-dialogoafondo.imf.org/?p=13241

- WorldDoMeters. Covid-19 Pandemic. https://www.worldometers.info/coronavirus/#countries

martes, 12 de noviembre de 2019

Ahorrar no solo nos hace bien, también ayuda contra el cambio climático


Por Odalis F. Marte

El ahorro es la parte del ingreso disponible que no se gasta. Sabemos que el ahorro se puede acumular en el tiempo y utilizarse para la inversión, con lo cual se incrementa la riqueza material. No obstante, también, de manera coloquial, solemos designar la acción de racionalizar o economizar los recursos como algo que nos ayuda a ahorrar. Por ejemplo, si conduzco mi carro a una velocidad moderada, entonces se consume menos combustibles y, alarga la vida útil del vehículo, por lo que eso me ayuda a ahorrar.

Ese mecanismo de ahorro es esencial para que un ciudadano o ciudadana, cuidando de su salud financiera, aporte con la reducción de la contaminación ambiental que está produciendo el calentamiento de la tierra, que es el cambio climático. Me explico: como consumidores tenemos el poder de ayudar un poco, según nuestras posibilidades, con nuestras decisiones de compra y de ahorro. Solo necesitamos un hacer un esfuerzo relativamente pequeño.

Nuestras decisiones de consumo

Como consumidores tenemos el poder de decidir qué compramos y cómo utilizamos los bienes y servicios que adquirimos para satisfacer nuestras necesidades. Con nuestra conducta de consumidor podemos contribuir con la reducción de las emisiones de gases y basuras contaminantes. Ya pusimos el ejemplo de cómo conduciendo a una velocidad moderada podemos ayudar al clima. Lo mismo podría suceder si tomamos medidas para minimizar nuestro consumo de electricidad, incluyendo el uso de los acondicionadores de aire a temperaturas inferiores a los 22 grados centígrados. También la reducción del uso de bolsas y envases plásticos, la menor generación de basura y la racionalización en el exceso de consumo de agua mejoraría la sostenibilidad de nuestros hábitos y nos ayudaría a ahorrar dinero.



El ahorro y el consumo responsable es bueno para nosotros

Como agentes económicos con cierta racionalidad, tendemos a ahorrar por algún propósito bajo el entendido de que obtendremos mañana un mayor beneficio por postergar el consumo de hoy. De este modo, podemos ahorrar para ayudar con la adquisición de un bien mueble o inmueble en algunos meses o años, o incluso ahorramos para vivir cómodamente durante nuestra vejez, entre otras motivaciones no menos loables. En ese sentido, se puede afirmar que el ahorro contribuye con nuestro bienestar.

Como el bienestar de una sociedad se puede comprender como la suma del bienestar promedio de los individuos y familias que conforman la sociedad, los esfuerzos que individualmente hacemos para, honradamente, aumentar la calidad de nuestras vidas hacen bien a nuestra colectividad. Es por eso que los ajustes a nuestro estilo de vida que nos permitirían ahorrar podrían convertirse, además, en contribuciones personales al mejoramiento del medio ambiente en el que vivimos y en la reducción de las emisión de gases contaminantes como el dióxido de carbono.

En resumen, ¿qué hacer para ahorrar más dinero y contribuir con un mejor clima?

Muchos habremos escuchado sobre el enfoque de Reducir, Reciclar, Reutilizar, las llamadas Tres Erres de la economía circular. Algo de ese enfoque podemos adaptar a nuestra cultura de ahorro. Como ciudadanos podemos ahorrar dinero al reducir nuestro consumo de combustibles y otras fuentes de energía provenientes del petróleo y otros fósiles. Cuando fuera posible, hacer cambios en la dieta para ingerir más alimentos de origen vegetal (por cierto, comer menos y mejor podría ser bueno para ahorrar y tener mejor salud), y reducir el consumo de productos que generan mucha basura.

Podemos hacer un inventario de bienes que podemos reciclar y no solo no referimos a envases, sino también a prendas de vestir y cachivaches de todo tipo. Y, por último, educarnos sobre qué productos son re-utilizables para nosotros o para otras personas. En muchas casos podría ser bueno considerar poseer menos cosas de las que podemos prescindir.

Definitivamente, ahorrar en la proporción que nos sea posible puede ser muy bueno para nuestro propio bienestar y para nuestro medio ambiente.  


viernes, 18 de octubre de 2019

Apuntes sobre dolarización

Por Odalis F. Marte
@ofmarte



La dolarización de una economía se manifiesta en la preferencia de los agentes económicos en utilizar una moneda extranjera para algunas de las funciones básicas del dinero, ya sea en el mercado de bienes, el mercado de trabajo o en el sistema financiero[1]. El proceso de dolarización experimentado por muchas economías de países en desarrollo, corresponde, en gran medida, a los esfuerzos de los agentes económicos de preservar el valor de sus activos expresándolos en una unidad monetaria relativamente estable en el largo plazo. La devaluación del numerario doméstico y la inflación conllevan a una destrucción de riqueza expresada en moneda extranjera. A pesar de los esfuerzos de política económica y los avances en el mantenimiento de la estabilidad de precios en muchas de estas economías, la necesidad evidente de avanzar en materia institucional de forma que las políticas públicas sean conocidas y estables en el tiempo, produce una actitud de precaución en las decisiones de ahorro e inversión así como en la composición de los activos y pasivos de los agentes económicos[2].

La deficiencia proveniente de la limitada confianza en la estabilidad de la política económica en el largo plazo es compensada parcialmente mediante el exceso de rendimientos de los activos denominados en moneda nacional con respecto a aquellos denominados en moneda extranjera, así como, en algunos casos, mediante el establecimiento de esquemas de indexación al tipo de cambio con respecto al dólar estadounidense. Los agentes económicos mantienen sus reservas respecto a la confianza que les asignan al estado de las políticas fiscal y monetaria, aunque conceden cierto grado de credibilidad a las autoridades que han podido mantener estables las principales variables macroeconómicas.

La adopción de regímenes monetarios y cambiarios que obligan a la libre convertibilidad de la moneda a algún tipo de divisa o valor de aceptación universal  (patrón bien, patrón oro o libre convertibilidad con respecto a alguna moneda dura), constituyen formas de regular o controlar el monopolio estatal  en la producción de dinero.

En principio, la dolarización consiste en una fijación creíble[3] del tipo de cambio de carácter irreversible[4]. Por esta razón aplican, para su análisis, los requisitos convencionales para el buen funcionamiento de una economía bajo un sistema de tipo de cambio fijo con caja de conversión[5]. Estos requisitos son: balance fiscal equilibrado; sistema financiero fuerte, bien supervisado y con amplia presencia de la banca extranjera; mercado laboral flexible; sector exportador fuerte y diversificado, con relativa baja dependencia en commodities; y clima de inversiones adecuado tanto para el capital doméstico como para la inversión extranjera.

En ese orden, es importante considerar ciertas características deseables en una economía para lograr la meta de la dolarización. En primer lugar, en un sistema de tipo de cambio fijo la emisión monetaria por parte del banco central es controlada mediante la convertibilidad del peso en la divisa extranjera a la que se fije el tipo de cambio[6]. Mantener el tipo de cambio fijo implica que las autoridades se comprometen a conservar estable la masa monetaria y, de violar este compromiso, pagarían un costo político por no cumplir con esta obligación. De este modo, en la medida en que el costo político hace creíble el compromiso de mantener la paridad, se producirá un aumento en la demanda por dinero.

Una forma más rígida de fijación de tipo de cambio (más cercana a la dolarización) lo constituye el establecimiento de una caja de conversión. En este caso se prohíbe por ley modificar el tipo de cambio, así como se prohíbe la emisión de dinero sin el respaldo correspondiente de reservas denominadas en la divisa a la que se fija el tipo de cambio. Adicionalmente, la fijación permanente del tipo de cambio inhibe al gobierno de utilizar la política monetaria para la consecución de objetivos macroeconómicos.

Dolarización en el sistema financiero de la República Dominicana

El proceso de dolarización en el sistema financiero dominicano se puede considerar como reciente[7]. Aunque la RD no ha experimentado episodios de hiperinflación, ha registrado importantes desequilibrios macroeconómicos en los períodos 1983-1985, cuando se abandonó el régimen de tipo de cambio fijo y se adoptó un sistema cambiario de flotación manejada[8]; 1987-1991, cuando el país tuvo que encarar importantes reformas, y 2003-2004, cuando experimentó una crisis financiera nacional que costó, inicialmente, cerca de 20% del PIB. Estos desequilibrios condujeron a importantes niveles de devaluación e inflación lo cual impulsó una mayor dolarización de su sistema financiero.

Durante el período 1989-1990, la política fiscal expansiva y su monetización contribuyeron a la desestabilización de la economía arribando a un déficit en la balanza de pagos insostenible que culminó en una suspensión de pagos.  En 1990, la RD experimentó el nivel más alto de inflación registrado en su historia (79.9%), con un déficit fiscal de 4.7% del PIB, déficit en cuenta corriente de 2.6% del PIB y una caída del producto de -5.5%. Durante la década de los 1980, el peso dominicano experimentó una tasa de devaluación acumulada de 268.8%. Esta inestabilidad fue acompañada por una crisis financiera de proporciones significativas.

En agosto de 1991, la RD inició  un proceso de estabilización el cual incluyó la aprobación de un acuerdo Stand-By por el Fondo Monetario Internacional por 19 meses, con el que se perseguía restaurar el equilibrio de la balanza de pagos, reducir las presiones inflacionarias y crear condiciones para el crecimiento económico.

La estabilización así como las subsiguientes reformas estructurales contribuyeron a triplicar la tasa de crecimiento promedio del PIB al pasar de 2,3 %, en la primera mitad de los 1990, a 7,7% en la segunda mitad de esa década. Este crecimiento fue acompañado de tasas de inflación de un solo dígito (6,5% en promedio durante el período 1996-2000) y desequilibrios en las cuentas fiscal y de balanza de pagos manejables[9]. A partir de 2001, la economía dominicana enfrentó los embates de choques externos originados en los incrementos en los precios internacionales del petróleo, la desaceleración de la economía estadounidense y los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos (EEUU); esas perturbaciones se aunaron a los desequilibrios fiscales internos. La quiebra de importantes bancos implicó un costo de rescate ascendente al 20.3% del PIB y un aumento de la emisión monetaria en 101.6% con respecto a 2002 lo cual produjo una inflación de 42.7% en 2003.

La preferencia de los agentes económicos a realizar algunas de sus transacciones bancarias en moneda extranjera se corresponden con una estrategia de protección del valor de los activos financieros ante eventos de depreciación e inflación. La apertura de cuentas de ahorro y a plazos en dólares en la RD se inicia en la segunda mitad de la década de los 1990 y experimentó un crecimiento sostenido acelerado durante en la pasada década.

El nivel de dolarización medido por medio de indicadores de sustitución de activos, tales como la razón depósitos en moneda extranjera sobre depósitos en moneda nacional, así como la razón depósitos a plazo en ambas monedas, muestra qué tanto el uso de moneda extranjera va sustituyendo a la moneda nacional en la función de depósito de valor del dinero.  A pesar de la inestabilidad cambiara experimentada entre 2002 y 2004, solamente los depósitos en cuenta de ahorro tendieron a dolarizarse, al pasar de una relación de 48 centavos de cada peso depositado denominado en moneda extranjera en 2002 a 80 centavos por cada peso depositado denominado en moneda extranjera en 2003. En 2004, por cada peso depositado en cuenta de ahorro en el sistema financiero nacional, había el valor de un peso con nueve centavos depositados en moneda extranjera y a mediados de febrero de 2005, la relación era de 1 a 1.15. Para el caso de los depósitos a plazo, el proceso de sustitución de activos tendió a decrecer debido a las altas tasas de interés impulsadas por el Banco Central de la República Dominicana.

El indicador de sustitución de pasivos muestra una tendencia decreciente debido a las restricciones al crédito impuestas por la política monetaria así como debido a la incertidumbre en el mercado financiero y la inflación amenazaban al sistema financiero en su función de intermediación. En 2003, de cada peso prestado había 58 centavos denominados en moneda extranjera. Esta relación cayó una relación de 1 a 0.37 en 2004.

El nivel de dolarización financiera comparativamente bajo en la RD podría explicarse en cierta medida en los relativamente largos períodos de escasa fluctuación cambiaria y no haber experimentado niveles de inflación extraordinariamente altos por un largo período de tiempo. Además, con el propósito de contrarrestar los efectos inflacionarios del exceso de oferta de dinero, el BCRD ha colocado certificados de inversión por un monto superior a RD$122 mil millones a tasas de interés muy atractivas[10] lo cual contribuyó a que se mantuviera pesificado una proporción considerable del ahorro privado. Sin embargo, en la presente coyuntura, el relativamente bajo nivel de dolarización podría también atribuirse a la fuga de capitales producto de la incertidumbre que generan las crisis financieras[11].

En la medida en que la economía dominicana vaya estabilizándose es de esperarse el retorno de capitales que antes hubieran salido producto de la incertidumbre. En ese orden, el grado de dolarización de los depósitos podría depender de si una proporción importante del capital retornado entra en el sistema financiero en forma de depósitos denominados en moneda nacional o en moneda extranjera. El proceso de apreciación que ha observado el peso a partir de agosto de 2004 y la credibilidad de las políticas de estabilización jugarán un papel determinante en ese resultado.  

¿Es la dolarización realmente ventajosa?

Las ventajas de una dolarización más frecuentemente mencionadas se refieren a las ganancias provenientes de eliminar la posibilidad de que las autoridades nacionales creen inflación mediante la política monetaria por lo que la inflación doméstica tendería a ser parecida a la de EEUU y la tasa de interés doméstica sería igual a la estadounidense más una prima por riesgo-país. Adicionalmente, existen potenciales ganancias de eficiencia en el comercio bilateral al transarse con una única moneda.

Dentro de las desventajas, se mencionan las pérdidas de señoreaje y de la condición del banco central como prestamista de última instancia, salvo abundancia de reservas internacionales netas. 

Edwards y Magendzo (2001) y Klein (2002) encuentran una pobre evidencia de ganancias en crecimiento sostenido y mayor comercio con EEUU en los países dolarizados. Edwards y Magendzo, por un lado, encuentran resultados satisfactorios para los países dolarizados en materia de inflación en comparación con los países no dolarizados. Estas ganancias de inflación, sin embargo, son contrarrestadas por las tasas de crecimiento relativamente bajas que presentan los países dolarizados, como resultado de las dificultades que presentan estas economías para amortiguar los choques externos negativos. Klein (2002), por otro lado, encuentra que la dolarización no incrementa significativamente el comercio de la economía dolarizada con los EEUU. Más aun, los efectos derivados de una dolarización, según este autor, no son marcadamente distintos a los de fijar el tipo de cambio.

República Dominicana: Indicadores de dolarización portafolio de los agentes económicos

Sustitución de Depósitos
Sustitución de Préstamos
Total ME/ Total MN/1
Otros ME/ Otros MN/2
ME / Total
2000
22.7%
31.3%
17.0%
2001
28.5%
39.7%
19.1%
2002
34.6%
46.0%
23.7%
2003
36.9%
51.2%
29.8%
2004
33.6%
45.7%
21.5%
2005
33.2%
46.4%
18.4%
2006
30.6%
45.6%
12.9%
2007
29.3%
43.9%
13.9%
2008
31.1%
43.5%
17.0%
2009
29.6%
42.6%
16.3%
2010
33.2%
46.1%
18.0%
2011
33.6%
46.2%
17.4%
2012
35.4%
48.0%
20.8%
2013
35.9%
49.6%
24.4%
2014*
35.8%
48.8%
23.5%
*A junio 2014
1/Incluye Transferibles y Otros
2/Otros depósitos incluye de Ahorro y a Plazo

¿Es factible una dolarización de la economía dominicana?

Para considerar la posibilidad de una dolarización plena de la economía dominicana, es preciso evaluar  la experiencia probada de otros países así como estudiar los pros y contras de una reforma de tal envergadura.  Cabe cuestionarse si la RD forma un área monetaria óptima con los Estados Unidos, cómo establecer los mecanismos de amortiguamiento de choques externos que requiera de ajustes de tipo de cambio real y qué pasaría, por ejemplo, con los sectores generadores de divisas ante una apreciación del dólar como consecuencia de la aplicación de una política restrictiva por parte del banco central estadounidense. Como economía pequeña y abierta, exportadora de bienes primarios y de servicios, la RD está expuesta a constantes choques externos que requieren de agilidad de ajuste en su tipo de cambio real para mantener su nivel de competitividad.

Del mismo modo, debe aclararse quién asumirá la función de prestamista de última instancia, función que podrían asumir las casas matrices de los bancos extranjeros que operen en el país, esto implicaría una apertura del mercado financiero dominicano a la banca extranjera. Como en una economía dolarizada las funciones del banco central son mínimas, entonces es preciso un régimen de supervisión bancaria estricto dado que no habría rescate ante quiebra de bancos.

Dada la escasa disponibilidad de reservas internacionales por parte de la RD, podría contemplarse la libre competencia de monedas donde el dólar adquiera la calidad de moneda de curso legal conjuntamente con el peso, permitiendo que el mercado asigne a cada moneda un uso consistente con la eficiencia de cada una en las transacciones y como depósito de valor[12].

La decisión de dolarizar una economía requiere de considerar varias reformas adjuntas, algunas de las cuales podrían ser de dudosa factibilidad política. Ante esta disyuntiva, probablemente, valdría la pena considerar la alternativa de una mayor reforma institucional en el ámbito de la formulación de las políticas económicas. Una mayor independencia en el diseño e implementación de la política monetaria facilitaría la implementación de un régimen de administración de la política monetaria completamente comprometido con la estabilidad de precios.

¿Dolarización o completa autonomía del Banco Central?

Probablemente, la alternativa de una mayor reforma institucional en el ámbito de la formulación de las políticas económicas podría ser una mejor idea. Nos referimos a la total autonomía del Banco Central. El establecimiento de una autoridad monetaria completamente independiente de la autoridad política facilitaría el establecimiento de un régimen de administración de la política monetaria totalmente comprometido con la estabilidad de precios. Existe abundante bibliografía y experiencias exitosas que corroboran los beneficios inherentes a una autonomía del banco central[13], tanto en el abatimiento de la inflación como en la credibilidad de las autoridades del Banco Central, sin importar el ciclo político que experimente el país. A la luz de ese acervo, los dominicanos podrían abordar unas reformas que responda mejor a las necesidades de mantenimiento de la estabilidad macroeconómica de largo plazo.

Referencias

  • Álvarez, Roberto. “Dolarización Financiera en América Central”. Banco Interamericano de Desarrollo, 2003.

  • Berg, A. y Borensztein, E. “Plena dolarización: ventajas e inconvenientes”, Fondo Monetario Internacional, Washington. 2000.

  • Brea, H., Dávalos, M. y Santos, I, “La dolarización, evaluación teórica y práctica”, Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, Santo Domingo, 2001.

  • Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), “Economía y Desarrollo Social en la República Dominicana: Los Retos a Inicios del Siglo XXI”. México, 2002.

  • De Nicoló, Gianni; Patrick Honohan y Alain Ize. “Dollarization of the Banking System: Good or Bad?” IMF 2003.

  • Edwards, S. y Magendzo, I, “Dollarization and economic performance: what do we really know?”, Banco Central de Chile, 2002.

  • Estadísticas monetarias del Banco Central de la República Dominicana, 2001-2005.

  • Fontaine, Juan Andrés, “Official versus expontaneous dollarization”, Cato Institute, Washington, D.C., 2000.

  • Hanke, Steve, “The Dominican Republic Resolving the Banking Crisis and Restoring Growth”. CATO Institute, 2004.

  • Klein, Michael, Dollarization and trade, National Bureau o Economic Research, 2002.

  • K.J. Courts, H. Guiliani Cury y F. Pellerano, “Stabilisation Programmes in the Dominican Republic” International Institute for Labour Studies (International Labour Organization). 1986.

  • Ossa, Fernando, “Sistemas Monetarios Internacionales”, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, 2002.

  • Rojas-Suárez, Liliana. La dolarización en El Salvador: Logros y desafíos para el desarrollo económico. Conferencia magistral, San Salvador 2002.

















[1] Cabe recordar que las funciones básicas del dinero definidas por la teoría económica son: Unidad de cuenta, depósito de valor y medio de cambio.
[2] De Nicoló, Honohan e Ize (2003) encuentran que la credibilidad de las políticas macroeconómicas y la calidad de las instituciones son determinantes claves de las variaciones en el grado de dolarización en diferentes países.
[3] Se puede decir “creíble” porque se elimina la posibilidad de producir una devaluación por parte de las autoridades monetarias.
[4] Dado que los procesos de dolarización surgen como resultado de crisis macroeconómicas profundas, constituyen una solución extrema a la falta de credibilidad de las políticas de estabilización. Sin embargo, la historia registra el caso de Liberia, país africano que, después de dolarizar su economía en 1944, sustituyó el dólar por una moneda nacional en 1983. Ver Edwards y Magendzo (2001.)
[5] Una caja de conversión constituye una forma más dura de tipo de cambio fijo menos extrema que la dolarización, sin embargo, en la práctica es muy similar a la dolarización. Ver Fontaine (2000.)

[6] Este mecanismo puede funcionar adecuadamente si la tasa a la que se fija la convertibilidad se mantiene a lo largo del tiempo y no sufre devaluaciones periódicas que hacen el tipo de cambio transitoriamente fijo. Ver Ossa (2002.)
[7] Sin embargo, más de dos décadas antes de la fundación del Banco Central de la República Dominicana en 1947, la economía dominicana estaba totalmente dolarizada.
[8] Para un análisis sobre el proceso que acompañó la inestabilidad macroeconómica y el plan de estabilización aplicada con asistencia del FMI, ver Courts, Guiliani Cury y Pellerano, (1986).

[9] Para un análisis del notable desempeño de la economía dominicana en la década de los 1990, consultar CEPAL (2002).

[10] El BCRD llegó a acordar tasas de hasta 60% de interés anual para los certificados de inversión (CI) en algunas subastas. Los CI representaban un déficit cuasifiscal anual cercano a RD$30,000 millones a mediados de 2004.
[11] En medio del ambiente de desconfianza que afectó la economía dominicana hasta mediados de agosto de 2004, el tipo de cambio experimentó una sobre-reacción al colocarse en 54 pesos por dólar en febrero de 2004, para descender a alrededor de 38 pesos por dólar en septiembre del mismo año.
[12] Ver Hanke (2004).
[13] Cabe mencionar las conocidas experiencias de Nueva Zelandia y Chile.