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jueves, 6 de julio de 2017

¿Por qué la gente suele percibir erróneamente que la inflación es más alta de lo que realmente es?

Por Odalis F. Marte*
@ofmarte

Frecuentemente se escuchan personas opinar que para ellos la inflación es más alta de lo que reportan las estadísticas oficiales siempre formulando la pregunta de ¿usted va al supermercado? La respuesta podría parecer obvia para un economista o un experto en estadísticas, pero no necesariamente así para el resto de la humanidad. Sabemos que la tasa de inflación suele calcularse como la variación porcentual del índice de precios al consumidor (IPC). El IPC es un promedio ponderado que se construye a partir de una canasta de grupos de bienes representativos del consumo de la población.

En el caso de la República Dominicana, el gráfico a continuación muestra cuánto pesa cada grupo de bienes en la canasta, destacándose que los bienes agrupados en Alimentos y Bebidas no Alcohólicas, Transporte y Vivienda representan poco más de la mitad de esos grupos de bienes. Por lo tanto, cuando se utilizan los precios observados en el supermercado, se estaría haciendo referencia a los precios de los alimentos que representa 25.10% de la canasta de bienes utilizados en el cálculo del IPC.

Grupos de alimentos que componen la canasta base de cálculo del IPC en la República Dominicana

Fuente: Banco Central de la República Dominicana
Que el público crea que la inflación es más alta que lo que revelan los datos oficiales no es un fenómeno exclusivo de un país en particular. De este modo, los estadounidenses, los británicos y los japoneses, por ejemplo, consistentemente opinan que perciben una inflación superior. La razón de esto no es clara.

En agosto de 2012, el corresponsal económico Jacob Goldstein, coanfitrión de Planet Money, un programa de la Radio Pública Nacional de Estados Unidos (NPR, por sus siglas en inglés) que simplifica para su audiencia las complejidades de la economía, publicó un interesante artículo titulado Everybody Always Thinks Inflation Is Higher Than It Really Is (Todo el mundo siempre piensa que la inflación es más alta de lo que realmente es). 

Goldstein indagó sobre por qué la gente en Estados Unidos (y en otros países) tendía a creer que la inflación era más alta de lo que mostraban las cifras oficiales, lo que le llevó a revisar algunas investigaciones que estudiaron esa percepción.

Evolución de la inflación en los Estados Unidos de América (las áreas sombreadas corresponden a períodos de recesión)

En este sentido, Goldstein encontró la explicación que buscaba en el estudio de Georganas, Healy y Li (2014)  en donde encuentran que los consumidores tienden a fijarse en los precios de los bienes que compran con más frecuencia (sesgo de frecuencia), los cuales suelen ser bienes de consumo inmediato como son los alimentos, pero  tienden a obviar que muchos bienes de consumo duradero han tendido a experimentar aumentos de precio más moderados y, en algunos casos, hasta a bajar de precio a lo largo del tiempo. De este modo, el público se refiere a los precios de los bienes que compra con más frecuencia como referencia de la inflación de toda la economía cuando un grupo de bienes, por ejemplo, los alimentos en el caso dominicano representan sólo una cuarta parte de la canasta de bienes que entran en el IPC, base de cálculo de la inflación.

Más aún, el coautor del estudio Paul J. Healy, de la Universidad Estatal de Ohio, dijo en una entrevista con Jacob Goldstein que la gente tiende a notar más cuando los precios suben y a no darle igual importancia a cuando los precios bajan. Esto porque el público suele fijarse más en las malas noticias que en las buenas…

Esta es una discusión que ha de continuar debido a que algunos economistas académicos y hacedores de política económica suelen creer que la eficacia de la política monetaria depende más de la percepción de tasa de inflación que la tasa real de inflación calculada (Bernanke, 2007; Blanchard et al., 2010). Mientras tanto, extender la educación ciudadana sobre lo que es realmente la tasa de inflación (y su diferencia con lo que llamamos “el costo de la vida”) deberá seguirnos ocupando por tiempo extendido.
* Las opiniones expresadas en este escrito son de la exclusiva responsabilidad de su autor.

Referencias

Bernanke, B.S., 2007. Inflation expectations and inflation forecasting. Speech at NBER Summer Institute Monetary Economics Workshop.
Blanchard, O., Dell'Ariccia, G., Mauro, P., 2010. Rethinking macroeconomic policy. J. Money Credit Bank. 42, 199–215
Georganas, Healy y Li (2014). Frequency bias in consumers' perceptions of inflation: An experimental study. http://healy.econ.ohio-state.edu/papers/Georganas_Healy_Li-InflationExperiment.pdf.

Goldstein, Jacob (2012). Everybody Always Thinks Inflation Is Higher Than It Really Is. http://www.npr.org/sections/money/2012/08/15/158832170/everybody-always-thinks-inflation-is-higher-than-it-really-is?sc=tw

martes, 20 de septiembre de 2016

La política monetaria puede contribuir al compromiso nacional ante el cambio climático

Por Odalis F. Marte
      @ofmarte

Existe mayor conciencia de que el cambio climático no es simplemente un problema ambiental sino un gran reto económico. En efecto, el alza de la temperatura global implica importantes alteraciones en las estaciones del año, incluyendo los ciclos de lluvia con mayores inundaciones, las temporadas secas más prolongadas y severas, los inviernos más temperados y el aumento del nivel del mar por los deshielos en los polos del planeta, todo lo cual obliga a cambios de función de producción en la economía mundial.

A pesar de ser los países desarrollados los principales responsables de la contaminación que está alterando los ciclos climáticos, son los países en vías de desarrollo los más afectados y amenazados en su supervivencia. Ejemplo de ello es el caso de América Latina, responsable de aproximadamente  13% de las emisiones de carbono en el mundo, según la Organización de las Naciones Unidas, experimentaría un enorme perjuicio económico por el aumento de la temperatura global. En el caso de la República Dominicana, como estado pequeño insular en vías de desarrollo y con una relativamente alta densidad de población se considera muy vulnerable al cambio climático, la elevación del nivel del mar y los desastres naturales.

Afortunadamente, se están dando los movimientos de conciencia, ciencia, presiones políticas y hasta oportunidades de negocios que están poniendo incentivos para que los principales países aborden el cambio climático con una visión de mitigación, prevención, inclusión y transformación productiva. Bajo estas circunstancias, ¿cómo podría contribuir la política monetaria para sortear los impactos del cambio climático sobre economías como la dominicana?

Para tener una idea de esta potencial contribución es importante aclarar que la política monetaria es el componente de la política económica de un gobierno que se encarga de administrar la cantidad de dinero en la economía procurando que el equilibrio entre la oferta y la demanda de dinero permita un nivel deseado de inflación y un funcionamiento adecuado de los sistemas financiero y de pagos. La institución a cargo de implementar la política monetaria es el Banco Central, el cual puede influir en las tasas de interés que la banca paga por los ahorros y cobra por los préstamos aumentado o disminuyendo la cantidad de dinero en la economía, dado que es la única entidad que puede emitir dinero a nivel nacional.

Un aspecto vital en la lucha contra el cambio climático es precisamente el financiamiento. Dado que, según el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero de República Dominicana, el sector generador de energía es responsable de aproximadamente el 62% de esos gases en el país. Por consiguiente,  para que los agentes económicos puedan lograr una transformación productiva hacia fuentes limpias de energía y minimizar las emisiones de carbono enfrentan un costo de transición el cual requiere de financiamiento. La movilización de recursos financieros para sustentar la transición desde un sistema de producción intensivo en el uso de energías fósiles hacia un modo en donde prevalezca la utilización de energías no contaminantes. En ese sentido, como ente regulador del sistema financiero, un banco central puede alentar a los bancos a canalizar recursos hacia el sector privado para que éste acceda a tecnologías que les permitan una producción limpia, salvo limitaciones de tipo legales o prudenciales.

Fuente: Comisión Nacional de Energía

Hay países que han diseñado lineamientos para el financiamiento climático en su regulación financiera, como es el caso de Bangladesh, otros han dedicado líneas de crédito para proyectos de energía limpia y han creado sistemas de garantías para f
acilitar el financiamiento bancario al sector privado, como son los casos de países con alto déficit energético como Pakistán. México está utilizando los avances en su mercado de capitales para el diseño de vehículos financieros especialmente bonos para el financiamiento climático.

En la República Dominicana estamos aprendiendo de esas experiencias y analizando las posibilidades que permiten nuestro marco legal. El Banco Central de la República Dominicana ha estado colaborando en el Consejo Nacional para el Cambio Climático y Mecanismo de Desarrollo limpio en las delegaciones dominicanas en las cumbres sobre cambio climático de Lima en 2014 y París en 2015. Además, hay personal técnico de la institución estudiando las implicaciones del cambio climático en la economía en el largo plazo y colaborando con el diseño de mecanismos de financiamiento climático en foros internacionales. De esta cooperación interinstitucional se esperan productos que se conocerán en el futuro cercano.

martes, 31 de diciembre de 2013

Sobre las cualidades requeridas para ser gobernador(a) de un banco central

Por Odalis F. Marte
@ofmarte

A partir de enero de 2014, el Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos de América estrena un nuevo liderazgo en la conducción de la política monetaria de la primera economía del mundo. La novedad es mayor por tratarse de la  primera vez desde la fundación de ese banco central, hace ya cien años, que estaría dirigido por una mujer, Janet Yellen. La selección de la nueva persona a cargo de ese ente emisor no estuvo libre de controversias, como es del conocimiento público, una persona que se pondría al frente de la institución a cargo de la emisión de dinero debe ser cuidadosamente examinada. Lo más importante de ese proceso fue que se produjo una discusión abierta y comprensible acerca de las cualidades de un individuo para ocupar el cargo de gobernador o gobernadora de un banco central.

Anticipadamente, Neil Irwin, autor de “The Alchemists: Three Central Bankers and a World on Fire”[1], contribuyó con una descripción sobre las características que ha de tener un profesional para ser gobernador de un banco central, al analizar en su obra el manejo por parte de los principales banqueros centrales de la crisis financiera internacional iniciada en el año 2008. En primer lugar, el gobernador de un banco central debe ser un buen economista, altamente calificado y experimentado, con la capacidad de comprender el entorno internacional relevante para la economía de su país, el contexto doméstico y las políticas macroeconómicas adecuadas, tanto para sortear las amenazas sobre la salud económica de su país como para anticipar potenciales problemas en el futuro para preservar la estabilidad de precios y así coadyuvar al crecimiento económico sostenido.

En segundo lugar, el gobernador de un banco central debe ser un buen gerente. Un banco central es, por lo general, una gran corporación que emplea a centenares de personas encargadas de distintos procesos técnicos, administrativos y de rendición de cuentas. Tercero, el gobernador de un banco central debe ser un buen político puesto que esa posición requiere de capacidad de negociación, conciliación y diálogo con los cargos políticos electos por voto popular y el sector privado. Esto exige del gobernador o gobernadora mantener un delicado equilibrio entre las presiones políticas y el cabildeo de distintos grupos de intereses privados.

En cuarto lugar, el gobernador de un banco central debe ser un buen comunicador. Dependiendo de los riesgos sobre las metas de la política monetaria y, en ocasiones, del ciclo en que se encuentre la economía (alto/bajo crecimiento o contracción de la producción –recesión), los bancos centrales suelen tomar decisiones que pueden aumentar o disminuir la cantidad de dinero en la economía alterando las tasas de interés para afectar la actividad económica en el corto plazo. Y los precios. El razonamiento económico detrás de las medidas de los bancos centrales puede ser incomprendido por la ciudadanía, lo cual hace necesaria una comunicación fluida y comprensible tanto para los agentes económicos como para la ciudadanía en general.

Reunir las cualidades de buen economista, buen gerente, buen político y buen comunicador en una persona no es tan fácil habida cuenta de que el cargo de gobernador de un banco central es, en la práctica, el de mayor poder e importancia, solo detrás del presidente de la república. También es una posición que recibe intensas presiones políticas y de grupos del sector privado.