Por Odalis Marte
@ofmarte
Existe abundante evidencia empírica y consenso entre los economistas acerca de que el incremento de la productividad afecta positivamente el desarrollo de las exportaciones. El aprovechamiento de economías de escala que implica la ampliación del mercado para la producción doméstica (más allá del límite de la demanda nacional) requiere operar con mayores niveles de eficiencia dado que en el mercado internacional, por lo general, las firmas suelen ofertar a una demanda infinitamente elástica con respecto al precio. En vista de ello, los sectores exportadores que están sujetos a intensa competencia son los más propensos a demandar nuevas tecnologías y conocimientos.
Las políticas proteccionistas suelen hacer que el capital disponible (el cual suele ser relativamente escaso, sobretodo en economías en vías de desarrollo) se desvíe hacia sectores no transables cuya estructura de costos dista considerablemente del óptimo social dejando a los renglones más competitivos y potencialmente competitivos desprovistos de recursos suficientes. Esto es así porque la rentabilidad artificial que crea la protección atrae importantes inversiones que procuran ganancias extraordinarias en un mercado interior cautivo; de este modo, se generan incentivos para que surjan monopolios y, con los mismos, pérdida de bienestar significativa.
Para una economía pequeña y abierta el medio más factible de lograr un mayor crecimiento es a través de la adquisición de nuevas técnicas y habilidades resultante de la competencia y el intercambio. Es por eso que el desmonte de barreras cuantitativas y no cuantitativas al comercio que han experimentado algunos países ha resultado en importantes tasas de crecimiento económico, como lo evidencian Sachs y Warner (1995) en un estudio comparativo entre diferentes naciones. Según estos economistas, durante las décadas de los 1970 y 1980 los países en desarrollo con mayor grado de apertura tuvieron una tasa de crecimiento anual promedio de 4.5% mientras que las más cerradas sólo crecieron en un 0.7%.
La ampliación del comercio: más que necesaria, ineludible
Los textos de Economía Internacional nos enseñan que mientras más pequeña es una nación más requiere del comercio internacional para aprovechar posibles economías de escala y así crecer sostenidamente. Sólo por citar un ejemplo, en 1995 para Estados Unidos, con una población estimada de 210.1 millones de habitantes y una renta per capita de US$ 27,000.00, el comercio representaba alrededor del 10% de su renta nacional lo cual puede significar que ese país podría sobrevivir en autarquía con relativa prosperidad; en cambio, para Holanda, con una población de 15.5 millones de habitantes y un per capita de US$ 20,000.00 ¾equivalente a, más o menos, el 5.5% de la economía estadounidense siendo aproximadamente 18.3 veces menor; el comercio era aproximadamente el 60% de su producto.
La necesidad de ampliar el mercado más allá de las fronteras nacionales ha motivado la exploración de esquemas de integración económica, sobretodo, tratados de libre comercio y uniones aduaneras. Estos esquemas de desmonte de barreras comerciales concertados entre (potenciales) socios poseen ventajas y desventajas importantes las cuales requieren de una cuidadosa ponderación al momento de un país embarcarse en alguna asociación o bloque comercial: la creación y la desviación de comercio. La ventaja consiste en que cuando dos o más países acuerdan desmantelar barreras a su intercambio común el productor más eficiente en un bien específico lo exportará hacia los demás socios, del mismo modo que importará de ellos aquellos rubros donde es menos eficiente, generándose una creación de comercio; la desventaja está en que al privilegiarse a un país o grupo de países socios de un acuerdo con la reducción de aranceles, un tercer país más eficiente con el que ya se tiene comercio pero que no es parte de acuerdo puede resultar perjudicado porque sus productos pueden hacerse artificialmente más caros que los de los socios, desviándose el comercio desde un suplidor más eficiente hacia otro(s) menos eficiente(s).
El hecho de que los acuerdos comerciales resultan de un proceso de negociación (donde participan activamente los diferentes grupos de intereses particulares) los hace susceptibles de padecer el efecto neutralizador que sobre los beneficios del libre comercio tiene la desviación, lo que se gana en apertura de mercados para las exportaciones nacionales se pierde en el desplazamiento de importaciones de más bajo precio desde terceros países así como en pérdida de ingresos fiscales para el gobierno debido a disminución de ingresos por comercio exterior.
La apertura unilateral, la cual consiste en el desmonte de las barreras al comercio por parte de un país específico sin reclamar reciprocidad a otros países, previene de esos complicados procesos negociadores los cuales suelen ser altamente sesgados en contra de la creación y a favor de la desviación de comercio. De este modo, se evita tener que esperar un período largo para poder empezar a sentir los efectos positivos de un mayor intercambio sobre el crecimiento de la economía impidiendo que el cabildeo condicione las políticas comerciales y hasta generales del gobierno nacional.
Una economía competitiva no es propensa a albergar monopolios ni sindicatos que distorsionen los mercados.
¿Es la apertura unilateral una idea de soñadores?
Australia, Nueva Zelanda, Hong Kong, Singapur, Chile, y otros países que han desmantelado sus barreras en forma unilateral han obtenido resultados excepcionales. De hecho, una gran parte de la liberalización del comercio mundial en los últimos 25 años ha sido unilateral, aportando efectos beneficiosos a los países que la han practicado.
Las economías insuficientemente desarrolladas, como República Dominicana, necesitan exportar para conseguir las divisas necesarias para adquirir los bienes de capital y las tecnologías que se producen en países avanzados. Así, la apertura unilateral introduciría la competitividad que la economía doméstica nunca generaría per se dado el reducido tamaño de su mercado, resultando en una mejor asignación de recursos productivos. Esto es así porque el capital se desplazaría hacia los sectores transables, los que pueden competir internacionalmente y aprovechar economías de escala.
Una economía más eficiente facilitaría la absorción de tecnologías lo que generaría un salto en el nivel de productividad, generándose un mayor crecimiento y propiciándose el desarrollo. El cambio en la cantidad y calidad del capital humano es requerido ampliamente en este proceso así como un ambiente institucional adecuado.
La reciente experiencia dominicana en intentar establecer acuerdos comerciales con CARICOM y Centroamérica sugiere que nuestro país debería considerar una estrategia de crecimiento hacia afuera basado en una apertura unilateral lo cual implicaría completar y profundizar el programa de reformas hasta ahora a medio hacer. El éxito alcanzado por naciones que han decidido abrirse unilateralmente nos enseñan la conveniencia de la misma en una economía como la nuestra.
Los procesos de negociación de acuerdos comerciales resultan largos y poco concluyentes en cuanto a liberalización de comercio se refiere. Estos involucran los intereses proteccionistas de productores de dos o más países interesados en impedir la apertura, retrasándola o deformándola a su conveniencia con largas listas de excepción y demás.
Como nación pequeña, necesitamos comercio para crecer. La apertura unilateral podría introducir la competitividad que mueva a los agentes económicos dominicanos a asignar recursos de manera eficiente y así propiciar el desarrollo de las exportaciones nacionales. En ese sentido, las políticas económicas y comerciales, entre otras, deben ser articuladas para sustentar este fin.
Bibliografía y documentos consultados:
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Coeymans, Juan Eduardo. ¿A qué tasa podría crecer la economía chilena en el mediano plazo? Informe Macroeconómico a la Empresa. Pontificia Universidad Católica de Chile, 1997
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Rosende, Francisco. Exportaciones y crecimiento: Reflexiones en torno a la evidencia. Informe Macroeconómico a la Empresa. Pontificia Universidad Católica de Chile, 1997
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Sachs, J., Warner A. Economic Reform and Process of Global Integration (citado en ¨The never-ending question¨, The Economist July 3rd-9th 1999). Booking Papers on Economic Activity, 1995.
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Krugman, P. R., Obstfeld M. Economía Internacional : Teoría y Política. 3ra. Ed. McGraw-Hill. Barcelona, 1995
•
Lora Bastidas, Dayana, ¿Por qué firmar acuerdos comerciales? Oeconomîa No. 17
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Sjastaad, Larry. Acuerdos de Comercio Regional: mito versus realidad, Informe Macroeconómico a la Empresa. Pontificia Universidad Católica de Chile, 1997
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Glassman, James K , Frutos de la apertura Instituto Cato, Washington, 1998. http://www.elcato.org
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Lindsey, Brink La alternativa olvidada: el comercio unilateral. Instituto Cato, Washington, 1998. http://www.elcato.org
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Balassa, Bela. Teoría de la Integración Económica. Fondo de Cultura Económica, México, 1979
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PNUD. Informe sobre desarrollo humano 1998. Nueva York
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